perdido

Caí en las garras de Lost. Bastaron 6 capítulos de la primer temporada, devorados en dos tandas que me llevaron tarde a la cama y tarde al laburo al día siguiente.

Me atropó, quiero saber como sigue y se que voy a sostener este ritmo loco hasta acabar con las tres temporadas y ponerme al día.

Pero lo se, me di cuenta, no se crean que no: Lost es una serie para la gilada.

No quiero decir que quienes vemos (ya me incluyo, claro) Lost somos giles. Yo un poco si, pero no está bien meter en la misma bolsa a todos.

Resulta que Lost es una serie que juega con el suspenso desde un lugar, a mi juicio, facilista. Te escondo los elementos, no muestro, insinúo y así te tengo sentado frente al televisor por temporadas y temporadas. Esa es la propuesta. Está bien, la acepto. Voy a creer y me voy a preguntar, con mi mejor cara de duda: qué será ese misteriosos monstruo? Por qué aparecen muertos por ahí? A dónde conducirá esa escotilla? Pueden jugar juntos Tevez y Messi?
Hasta voy a trenzar teorías inútiles, pero por el sólo hecho de que soy un tipo que adora las teorías conspirativas, misteriosas y alambicadas. Soy de los que compran, por ejemplo, que las Torres Gemelas las tiraron los gringos y que Paul McCartney está muerto hace décadas.

Pero el suspenso, particularmente, lo prefiero de otra manera. Con más elementos a la vista. Sabemos que para que exista suspenso hay que esconder algo, pero mientras menos se esconde más difícil es hacerlo y mejor es el resultado. Y Lost esconde mucho, demasiado. Lo resuelve todo jugando con los climas, con la música y, parece, no tanto con el guión. Parece, a veces, una excusa para contar los dramas de los náufragos (¿vale náufragos para tipos que se les piantó el avión?).

Me pasa, también, que después de ver algunos capítulos todo me huele a la Invención de Morel de Bioy. Y es lógico que una isla misteriosa me haga recordar a otra isla misteriosa, pero espero, entonces, que al final me encuentre con una resolución elaborada y no me salgan con una pelotudez cierra ciclo.

"Pero qué querés, es una serie yankie". Me dijo un amigo. Y tiene razón, por eso voy a divertirme con Lost, no voy a pensar, no voy a dudar del tiempo que puede durar una antorcha encendida, no voy a dudar de que un tipo que hace tres días era inválido ahora caza jabalíes con un cuchillo. Voy a creer. Si, Lost logró lo que años de Iglesia Católica no lograron.

Ahora, ese peligro de final simplista, ese final cierra ciclo que mencioné, eso que en un árbitro se calificaría de “sacapartido”, me asusta más que la trama misma de la serie. Incluso, me asusta más que subir a un avión y quedar perdido por ahí con un inasequible japonés, un montón de pibes facheros jugando a los heroes y un gordo que se parece a Alfredo Casero, pero sin la parte graciosa.

No me molestaría, claro está, quedar perdido en una isla con Kate. De hecho lo incluí en mi lista de pedidos magico-milagrosos para cuando se me aparezca la oportunidad de pedirlos, sea vía estrella fugaz, pestaña en pulgar, un genio que salga de alguna lámpara o botella o vía algún 0800.

Acá un link con un artículo que escribió el simpático Stephen King (que de suspenso y miedo algo sabe) sobre la serie. El pedido del autor de “Apt Pupil” sobre el final de la serie coincide con el mio, coincidencia, casualidad, plagio? Cuánto misterio!