y en mi locura de caminar así, ví tantos colores...

18.7.07

la marca de cain


escucho el último disco de Skay y me doy cuenta que ya no hay dudas sobre cómo suena Skay. En el primer tema, a los pocos segundos, aparece su impronta y uno sabe que ahí está él, que ahí está una parte importante del sonido de los redondos. Tal vez la porción más sabrosa del sonido ricotero.

La solidez del disco es lo primero que se advierte. Perdón, la solidez está, pero antes uno advierte que el disco no sorprende. Transita por la línea de lo previsible. Como esos chistes que son muy buenos, pero que les adivinamos el remate.

Es un disco oscuro, como los anteriores. Como aquél sonido que él le dio a los redondos en discos como Oktubre, Una baíon o Luzbelito. La guitarra filosa, los riffs angustiantes y la voz aguardentosa de Skay colaboran con esa oscuridad. La letras que acompañan esas canciones nos acercan imágenes apocalípticas. Duras. Así es este disco que juega con situaciones bíblicas y con lo más denso de nuestra civilización. Sobre todo con su destrucción.

Escucho el último disco de Saky y los disfruto. Es rock del bueno. De ese que parece tan difícil de conseguir. De ese que han contaminado y pusieron en peligro de extinción. No hay nada novedoso en el rock de Skay, no es revolucionario, es clásico. De ese que se sirve con whisky, frío y sin soda.

Escucho el último disco de Skay y pienso en cómo lo recibirá el ricotero. No aquél que supo escuchar a los redondos como la excelente banda que fue sino el que se creyó inmerso en un movimiento que nada tenía que ver con lo que la banda proponía. El movimiento del aguante, del flequillo, del trapo y vamó lo redó. Cómo recibe este sonido el ricotero que hizo oídos sordos a la frase: violencia es mentir y arremetió a piedrazos contra la policía en cada recital, intentó colarse o, peor aún, robarle la entrada a otros ricoteros menos criminalizados. Aquel que quiere que se muera Cerati y no descree de la cumbia.

Me cuesta creer que ese público disfrute de este rock que no suena a bandita rolinga, que no suena a rock trompetero ni a rock rioplantese. Que es simplemente rock. Ese al que Rainbow le deseaba larga vida. Ese que Skay mantiene vivo.


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