y en mi locura de caminar así, ví tantos colores...

26.7.07

la Firma

Paso la mitad del día (o casi) trabajando para una importante, al menos eso dicen ellos, firma de abogados. No es este un sitio donde me guste trabajar, pero es lo que hay.

Lo más atractivo, entonces, no es mi trabajo en su fase técnica sino el ecosistema donde se desarrolla. Por eso, dedicaré, cada tanto, algunas líneas de este pasquín a la fauna que me rodea.

(uno)
Desde que egresé de la facultad de derecho hasta el día de hoy me crucé con una importante variedad de abogados en distintos ámbitos. El haber trabajado en pequeños estudios, en la justicia, en la administración pública y en estudios “importantes” me permite hacer la siguiente clasificación. Arbitraria, por supuesto, pero con prolijo rigor científico.

Los abogados, como género, pueden dividirse en distintas especies. Los que creen en la justicia, los que trabajan en estudios importantes, los abogados puros y los abogados que no saben como llegaron a ser abogados.

Los abogados que creen en la justicia entraron a la facultad creyendo que podían cambiar la sociedad. Por lo general son de centro-izquierda y se inclinan por las áreas de derechos humanos y derecho constitucional. Tienen vocación para lo que hacen y curiosamente les apasiona su laburo. Son gente capaz de imprimirse los últimos fallos de la Corte para leerlos durante el fin de semana.

Los abogados propiamente dichos son los que representan el paradigma del abogado. Se las rebuscan siempre para conseguir alguna changa (ajenos a toda valoración moral y ética) y en cuanto pueden se meten en la política. Inundan la zona de tribunales, conocen su oficio por prueba y error más que por horas de estudio y no dudarían en generar un accidente de tránsito para poder demandar a alguien.

Los abogados que trabajan en estudios “importantes” son, en su mayoría, gente que cree que trabajando un mínimo de 13 horas diarias durante 15 años puede convertirse en millonario. Por lo general ignoran que sólo uno de cada 10.000 lo consigue (por motivos que poco tienen que ver con laburar como un esclavo) y el american dream los mantiene en marcha. Por lo general son altaneros y pedantes. Subestiman a todo aquél que no sea como ellos y, por supuesto, maltratan gustosos a quienes tenga un rango inferios.

Los que no saben como llegaron a ser abogados pueden encontrarse en cualquier ámbito. Entraron a la facultad de derecho y salieron con el diploma sin saber bien porqué. Están buscando como escaparle al mundo del derecho para hacer aquello que debieron ser en vez de ser abogados. Rara vez lo consiguen.

continuará...

2 comentarios:

Mariam dijo...

Tengo una duda. Bueno varias. Pero ahora me conforma con una. Y vos, ahora, digamos, a cuál categoría perteneces?
Por cierto, mañana empiezo a laburar con unos abogados, y por lo que pude vislumbrar, no encajarían en ninguna de ellas, pero ya veremos.

Anónimo dijo...

yo soy de los que no saben como llegaron hasta acá.
Dime donde trabajas y te diré quiénes son...